Sigue lloviendo en la capital. No ha parado ni un solo
segundo desde que sintió la primera gota caer en su cabeza. Sus ropas están
empapadas y está tiritando. Pulsa el timbre.
-¿Sí?
-Soy yo… - Contesta con una voz débil.
Se oye un “Pi” intensivo. Noelia empuja la valla de la
entrada.
Antes de que pueda cerrarse él ya está allí afuera, debajo
de su porche con preocupación. Sus miradas se encuentran, ninguno dice nada.
Ella sigue empapándose debajo de la lluvia. Entonces él va hacia ella. La
abraza. No le importe que esté mojada o que la lluvia le esté mojando a él
también en estos momentos. Vuelven los llantos.
-Shhh Noelia no llores. Ven vamos dentro.
Sin soltarla en ningún momento la lleva hacia la casa.
Cierra la puerta.
-Espera aquí, que voy a por algo con lo que secarte, estás
mojada. –Coje unas toallas–Pontéelas.
-Gracias- Responde en un susurro.
Ambos se sientan en el sofá del salón, miran a la tele
apagada. Nada, silencio.
Noelia respira hondo, y vuelve ese dolor a su pecho, ese
bombardeo rápido y fuerte que lo nota en sus orejas. No quiere, no quiere
derrochar una lágrima más y menos delante de él, pero no puede. Silenciosa sale
de su ojo.
-Shh… Noe tranquila. Lo llores, no llores más, nadie se
merece que tú derroches una lagrima por él.- La abraza.
-¿Nadie? ¿De verdad? ¿No merece la pena que llore por que
Dani se ha enfadado conmigo sin ningún
motivo? – La voz es entrecortada por las lágrimas. Raúl se asombra ¿Daniela y
ella enfadadas? ¿Cómo es eso? - ¿Qué esté aquí llorando, que recurra a ti por que
pienso que eres la única persona que me queda? ¿Qué las otras Golosas puede que
también estén enfadas conmigo? Raúl, no quiero llorar pero no me queda otra
salida. ¿Sabes lo que me ha dolido que me diga que son mis amigas por pena?
¿Sabes el dolor que me ha causado? ¿Qué me diga a la cara que me desea lo peor?
Lágrimas y más lágrimas resbalan por su cara, estas ya no
son silenciosas. Raúl lo único que puede hacer es abrazarla, le rompe el
corazón verla así, por poder a ayudarla.
-Noelia nunca estarás sola, puedes recurrir a mí.
Levanta su mentón y la obliga a que le mire a los ojos. Ella esboza una tímida sonrisa.
-Gracias Raúl, en estas tres semanas te he cogido mucho
cariño, ahora eres muy importante para mi.
-Si, tú también eres importante para mí. – Esboza una
sonrisa tímida y aparta la mirada unos escasos segundos, después vuelve a
clavarla en sus ojos. – A demás, ¿a quien le importa Daniela si te lo puedes
pasar bien conmigo?
Noelia sonríe, incluso saca alguna carcajada y se seca hasta
la última lágrima que resbalaba por su rostro.
-De verdad Raúl, eres único, me sacas sonrisas.
-Por que es así como debes estar, sonriendo, siempre,
mostrándote como eres, fuerte, feliz. Noelia, no dejes que nadie borre esa
sonrisa, se fuerte por que lo importante es que no dejes de sonreír.
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